Cada año se escriben cientos de libros que buscan desarrollar estrategias que ayuden a la iglesia y a los cristianos a madurar en su fe. El gran problema es que muchos de esos materiales se centran en el cambio externo de la iglesia. Buscan métodos que motiven al compromiso y al esfuerzo personal, pero ¿esa es la clave para que los miembros y la iglesia cambie y madure?